Música, fiesta, diversión, amigos, buen tiempo, vacaciones… En este artículo el escenario son las Fiesta de Pilar, pero las reflexiones sobre lo permisivos que somos con determinadas conductas relacionadas con el alcohol y las drogas, en este tipo de acontecimientos, es extensible a todo tipo de fiestas del territorio español.
Son días especiales, en los que pueden negociar un horario algo más flexible para volver a casa y pasar más tiempo de fiesta. Aunque, en muchas ocasiones, el alcohol sea un invitado más del grupo, a pesar de que se trate de menores de 18 años.
Hay que tener en cuenta, que el alcohol es la droga más normalizada en España según la encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias (Estudes) del Ministerio de Sanidad. Y está presente en la mayoría de hogares y reuniones sociales. El 74% de los adolescentes lo ha probado alguna vez y su primer contacto con el alcohol lo tienen a los 14 años.
Y una de las preguntas que subyacen en este contexto de normalización del alcohol es esta: ¿la permisividad parental aumenta con motivo de las fiestas? Respuestas como: solo se es joven una vez, solo es una semana de fiestas, quién no lo ha hecho… son alguna de las muletillas de los padres para no enfrentarse a la problemática.
“No sé si la gente tiene claro que el alcohol es una droga y puede ser causa de enfermedades mentales y de otras patologías”. Además, “hay que tener en cuenta que el cerebro adolescente está en plena formación. Dicen que acaba de formarse a los 21 años, aunque hay nuevos estudios que retrasan la edad hasta los 34”, señala psicopedagoga y coach infantil González-Trigo.
La conclusión está clara, no somos plenamente conscientes de las consecuencias de mirar hacia otro lado. Consecuencias irreparables para la salud, pero también en las conductas comportamentales que repercuten a, medio y largo plazo, a la vida familiar y social.
Noticia publicada en: www.heraldo.es
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