España se ha convertido en el país con mayor consumo de sustancias adictivas, influenciado por su ubicación estratégica para el tráfico de drogas y una cultura de ocio que normaliza su uso. Durante la década de 1980, el país enfrentó una crisis sanitaria debido a la expansión de la heroína, lo que llevó a la creación de asociaciones como Érguete, ASFEDRO y ALIAD, que visibilizaron el problema y presionaron por respuestas institucionales. Como resultado, en las décadas de 1980 y 1990 se implementó el Plan Nacional sobre Drogas y se estableció una red de atención representada por la UNAD, que hoy agrupa a más de 200 entidades.
Pese a los avances en prevención y tratamiento, la respuesta sigue siendo insuficiente. Las políticas públicas han priorizado la criminalización sobre la rehabilitación, mientras que el consumo ha evolucionado hacia el policonsumo y las adicciones comportamentales. La falta de financiación y el estigma social dificultan el acceso a tratamientos, mientras que la conexión entre adicciones y salud mental demanda mayor reconocimiento. Para enfrentar esta crisis, se requiere un compromiso político firme, políticas actualizadas y recursos suficientes que garanticen una atención accesible para todas las personas afectadas.
Noticia aparecida en www.publico.es.
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