Gobierno pretende reducir el hábito de consumo de estos perjudiciales refrescos entre los más jóvenes. Un quebradero de cabezas difícil de erradicar si en el primer lugar donde se puede acceder a estas bebidas es en los colegios. Por ello, el Gobierno (desde el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, encabezado por Pablo Bustinduy) busca reducir el consumo de estos refrescos entre los menores de edad.
Los altos niveles de cafeína que contienen este tipo de bebidas producen en los jóvenes problemas de irritabilidad, insomnio, trastornos cardiovasculares… Además hay que sumar a lo dicho los efectos de otros componentes como son el ginseng o el ginkgo, altamente perjudiciales para periodos de embarazo y lactancia. El ginseng también está contraindicado para niños y adolescentes. Sin olvidar, que estos efectos se multiplican al mezclarlas con alcohol, tipo de consumo que se ha extendido bastante entre nuestros jóvenes, señalan desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Está claro que “son elementos que preocupan mucho a las familias y los datos nos señalan que hay un consumo elevado, incluso crónico”, señala Andrés Barragán. Los datos proporcionados por la AESAN y por el Plan Nacional de Drogas indican un pésimo pronostico. Cuatro de cada diez estudiantes de entre 14 y 18 años tomó bebidas energéticas en el último mes y el 16% de los que bebieron en los últimos treinta días las combinó con alcohol. Y no solo preocupa y es del todo desaconsejable su ingesta con alcohol, sino que también se desaconseja combinar bebidas energéticas con medicamentos o cualquier tipo de drogas. Siendo esto último una bomba de relojería para el organismo de nuestros jóvenes.
El secretario de Consumo y Ocio señala como detonante principal “una comercialización muy agresiva desde hace años, una publicidad muy dirigida al público adolescente, que ha ido calando poco a poco y que queremos atajar”, remarca Andrés Barragán. Por ello el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 tiene como objetivo no solo fomentar una alimentación saludable y sostenible en los centros educativos, sino también restringir la publicidad.
Barragán quiere lanzar un mensaje es claro: “las bebidas energéticas tienen un impacto negativo sobre la salud de los niños, las niñas, los adolescentes y también en las embarazadas y las lactantes”.
Noticia publicada en: www.publico.es
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