En este artículo se refleja la errónea idea que tiene la sociedad respecto a que el alcohol mejora la función sexual. “Aunque es cierto que las bebidas alcohólicas desinhiben hasta un punto a nivel social, la excesiva ingesta inhibe en el ámbito sexual”.
La psicóloga y miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS) Mariela Martínez Ramos pone de relieve que el sexo comienza en el cerebro. Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) por su parte, advierte de que “El consumo de alcohol no mejora la respuesta sexual ni estimula el deseo. Por el contrario, conlleva numerosos efectos negativos y riesgos para la salud, como la mayor probabilidad de contraer una infección de transmisión sexual (ITS)”
En los hombres se observan problemas como: eyaculación tardía, disfunción eréctil, acompañada de falta de seguridad sexual. A largo plazo afecta no solo a la salud mental, también puede provocar alteraciones hepáticas importantes. En las mujeres, Molero indica que disminuye la lubricación porque “están mucho menos centradas en sentir los estímulos eróticos, que son los que activan realmente la respuesta sexual”, por lo que en ocasiones se produce mal estar y dolor. Martínez Ramos resalta la importancia de que la mente esté conectada con el cuerpo en el acto sexual, integrando lo psíquico y corporal.
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